Rebeca Rodríguez García es responsable de la escuela de Factoría F5 en Asturias. En esta breve entrevista nos cuenta todo sobre la escuela de Asturias y nos deja una recomendación para cualquiera que quiera aprender a desarrollar pero no se anima.
Para empezar, ¿podrías presentarte?
Yo soy Rebeca, responsable de la escuela de Asturias. Llevo en el equipo de Factoría F5 un año y medio. Empecé en Factoría F5 como responsable de promoción y después asumí el rol de responsable de escuela.
De formación soy pedagoga y he estado toda mi vida laboral muy relacionada con el movimiento asociativo. Profesionalmente he estado siempre en el ámbito del empleo y la formación, algo que tiene muchísima relación con lo que hacemos en Factoría F5 con respecto a programas de inserción, formación y apoyo.
¿Cómo se organiza la escuela de Asturias?
Es un bootcamp de 850 horas que comenzó en el mes de octubre y finaliza en el mes de abril de este año.
Mantenemos un modelo híbrido especialmente por la importancia que tiene entrenar competencias transversales para el trabajo autónomo y el teletrabajo.
Además tenemos 2 días presenciales. Creemos que es importante que los equipos se encuentren ya que ayuda a entenderse mejor, colaborar, trabajar en equipo, salir de casa y despejarse.
¿Cuál es el objetivo principal de la escuela de Asturias?
El objetivo de la escuela es facilitar la inserción. Queremos lograr una salida positiva para cada persona trabajando tanto competencias técnicas como transversales como búsqueda de empleo. Tener contactos con empresas y saber cómo funcionan los procesos de selección en empresas tecnológicas es algo esencial.
Lo que hacemos es ayudarles a que puedan ofrecer valor, detectar cuál es ese valor y crear empleo de calidad que se aleje de la precariedad laboral.
¿Quiénes participan hoy del bootcamp en Asturias?
Estamos trabajando con 24 personas y todos y todas vienen de una situación de dificultad por distintas razones: vienen de otros países, están en situación de precariedad, el sector en el que estaban trabajando ha sufrido una reconversión, padecen algún tipo de discapacidad.
Todas las personas asumen un compromiso fuerte para poder invertir tiempo en un bootcamp de calidad gratuito. Convertirse en desarrollador junior en 6 meses. Se trata de esforzarse y trabajar diariamente.
¿Cuáles son los principales retos en la escuela?
Con respecto a las personas, trabajamos intensamente para que crean que esto es para ellos y para ellas. Queremos eliminar la creencia de que programar es únicamente para un grupo con una titulación elevada, recursos y altas capacidades. Todos y todas pueden hacerlo y pueden entrenarlo. En el día a día trabajamos con el equipo para seguir apoyándoles y que sientan que sí que es posible.
Con respecto a las empresas, buscamos que nos conozcan y que vean el valor de las personas que completan el bootcamp.
¿Cómo se lleva la formación con el equipo pedagógico?
El equipo trabaja a través de la metodología Simplon.co donde utilizan el aprendizaje basado en proyectos, la pedagogía activa y un tipo de aprendizaje en espiral donde se van viendo diferentes lenguajes, stacks y metodologías que iremos trabajando en todo el bootcamp. Esto también facilita la gestión del estrés y la frustración porque al final desarrollo implica estar buscando continuamente información, observando, analizando, testeando. Trabajamos muchísimo en proyectos reales. Ahora ademas iniciamos la fase de proyectos con entidades sociales de Gijón y vamos a aportarles una solución tecnológica de acuerdo a su dia a dia y sus necesidades. Aprender haciendo y programando en parejas se crea un ambiente real de empresa para que cuando se incorporen a una ya tengan un bagaje de entrenamiento en cómo trabajar.
¿Podrías compartirnos alguna anécdota o curiosidad del bootcamp?
Yo no vengo del mundo tecnológico ni sé programar. Como dije, vengo del mundo de la inserción, el empleo y la formación. Me hace muchísima gracia ver cómo incorporan vocabulario tecnológico. Cuando inician el bootcamp las personas están como yo pero llega un momento en el que empiezan a compartir chistes y ahí es cuando digo “jolín cómo aprendéis” porque ya no os pillo.
Veo cómo empiezan a meterse dentro del mundo del desarrollo y a entender un lenguaje diferente. Es emocionante ver cómo llevamos dos meses de bootcamp y ha cambiado su forma incluso de hablar.
¿Qué le dirías a alguien que quiere aprender a desarrollar pero no se anima?
Lo primero que le diría es que tiene que pensar si le gusta, si le apetece dedicarse muchos años a programar porque la motivación es lo más importante. Lo siguiente es si le gusta trabajar en equipo ya que tanto en el bootcamp como en las empresas se trabaja en equipos de desarrollo. Por último, le preguntaría si entiende la lógica. Con eso ya tiene los 3 elementos básicos para entrar y convertirse en desarrollador o desarrolladora.
También le preguntaría si tiene la capacidad de esfuerzo para concluir el bootcamp. Este es un proceso que dura los seis meses y hay que acabarlo. No es un bootcamp para ir a probar. Es una apuesta decidida tanto por Factoría F5 como por las entidades que financian este bootcamp para cambiar una vida, una profesión y para buscar una alternativa. Por lo tanto es tener de verdad ganas.
Por último, le dirí que no tenga miedo. Estamos en un espacio de seguridad y apoyo que permite el crecimiento y cometer errores. El error es un aprendizaje y no es un fracaso por lo tanto nadie sale herido de un bootcamp. Todos y todas salen más fuertes y con un crecimiento personal y profesional importante. Es un espacio en el que estamos para apoyarlo y estamos para probar y experimentar. De verdad es un proceso que da muchos frutos, es apasionante y divertido.